Nos unía una especie de cordón umbilical, que nada ni nadie pudo nunca romper. Ni siquiera pudo romperlo el Alzheimer pues aunque ya no sabía que yo era su hija, si que sabía que " yo era la chica que la cuidaba y que ella y yo nos queríamos mucho" me lo decía muy a menudo.
Podría escribir mucho sobre ella, pero me lo guardo para mi. Sigo llevándola en mi corazón, teniendo la esperanza que en un tiempo más o menos lejano volveré a encontrarme con ella, y con todos los que quiero que ya no están aquí conmigo.
María Ibáñez
la madre te conecta a la tierra, tenerla es tener
ResponderEliminartu raíz con la vida ojalá nunca se murieran las
madres.
vicky
Vicky,que suerte que hemos tenido con la madre que nos ha tocado tener. Un abrazo María
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