Bienaventurados los que nada tienen, porque ellos no tendrán que declarar a Hacienda.
Bienaventurados los que, aun sabiendo que les están tomando el pelo, son solidarios con quien algo les pide, porque la buena providencia no les abandonara.
Bienaventurados los que van en el bús o metro, apretados como sardinas, porque el día que hallen un asiento vacio, será para ellos una fiesta.
Bienaventurados los sordos, porque ellos no tendrán que escuchar todas las necedades que dicen los políticos.
Bienaventurados los calvos, porque ellos nunca tendrán caspa, (O bien)
Bienaventurados los calvos, porque ellos no encontrarán un pelo en la sopa.
Bienaventurados los tímidos, porque ellos nunca se quedarán áfonicos.
bienaventurados los niños con síndrome de Danww, porque ellos nunca llegarán a odiar.
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