Te gustó tanto aquella tierra
que tus huesos reposan ella,
tierra de toro bravío,
por ellos te fuiste,
por ellos pasaste hambre,
por ella nos privaste de tu compañía.
Y en las noches de luna llena,
con tu pañuelo de farsé
que envolvía una muleta
y un capote a la vez.
Esperabas entre las sombras
ver un toro aparecer,
y..... mientras tanto...........
cuantos sueños de fama y de gloría,
SALIR A HOMBROS POR LA PUERTA GRANDE
pero ¡cuidado! ahí viene
que planta, que temple, que hermosura,
y tu con tus ganas de triunfar
sales y lo esperas,
desplegas el capote y lo increpas,
el bicho parece que se lo piensa
por fin arranca y embiste
por la derecha y ahora por la izquierda
oooleee ole te parece oír,
te animas y vas por la muleta, ¡he toro he toro!
Das pases a diestra y siniestra
y al final uno de pecho,
te embriagas con el toro,
te confías y te coge.
Te da tres o cuatro revolcones,
cuando logras ponerte en píe,
ves que viene el mayoral,
coges los trastos y sales por piernas
dejando aquel lugar.
Vuelves a Salamanca,
como tantas veces
aun estas sin cenar,
te meterás en la cama
te pondrás a soñar.
Sueña Eduardo sueña,
porque nunca triunfarás
pedirás una oportunidad........
pero nadie te la dará.
Tendrás que dejar los toros ,
y ponerte a trabajar,
tu querías ser torero
El Santo te querías llamar,
tal vez las astas de un toro
te hubieran podido matar,
pero fueron las astas e un cáncer
las que te obligaron a dejar de respirar.
El original de este escrito,
no se puede leer
por haber sido emborronado,
por las lágrimas de quien esto escribe.
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